viernes, 24 de mayo de 2019

El gigante con alfileres en la cabeza.


Por: Beatriz Maruri Aguilar.
Dedicado al Cerro "El Cimatario" y su Parque Nacional.

No recuerdo la primera vez que visité el Parque Nacional “El Cimatario”, pero sí el año en que comencé a hacer trabajo de campo ahí como estudiante de biología: 1991. La entonces incipiente Licenciatura en Biología de la Universidad Autónoma de Querétaro tenía como requisito, para aprobar el primer año, el haber desarrollado un pequeño proyecto de investigación, y la organización “Amigos del Cimatario, A. C.”, facilitaba nuestros pinitos como biólogos de campo. Sería largo enumerar las aventuras de aquel primer año, observando y registrando actividades de la codorniz escamosa, Callipepla squamata, en las laderas del Parque.

Mi siguiente recuerdo también es de trabajo de campo, en la materia de ecología. Estaba ya en el tercer año de la carrera y me sentía muy importante al abordar sola el autobús Huimilpan-Lagunillas, bajarme en la puerta de entrada del parque, escalar el cerro y llegar a la parcela donde estaba contando, capturando, marcando y recapturando chapulines.

Años después, trabajando en la dependencia estatal sobre medio ambiente, volví a toparme con el Parque Nacional “El Cimatario”, ahora convertido en una Unidad de Gestión para la Conservación, dentro del Proyecto de Ordenamiento Territorial del Estado de Querétaro, desarrollado por el departamento que sigue a cargo de la difícil tarea de velar que este instrumento se aplique. No mucho después de que yo dejase de trabajar ahí, supe que algún gobernador pretendió instalar en el Parque la Feria de diciembre, ante la necesidad urgente de cambiarla de sede. Académicos y sociedad civil se encargaron de explicarle porqué no debía de ser así.

Mi devenir profesional me llevó a otra dependencia estatal, esta vez relacionada con el sector agropecuario, pero con un interesante departamento forestal bajo cuya custodia operativa se encuentra el Parque Nacional "El Cimatario". Por ese tiempo, hubo un diseño de su imagen y el Parque vino a conocerse sencillamente como "PANEC", abreviatura que emplearé indistintamente de aquí en adelante.  La administración de ese entonces tuvo el acierto de nombrar a una encargada específica del PANEC, a quien tuve oportunidad de apoyar en varias ocasiones en que se requirió material cartográfico de la zona. Fue en ese tiempo donde vine a saber que los límites de facto de su polígono, delimitados por una malla ciclónica, están mal puestos en su lado Norte. No sé en que año se pondría la malla; el Decreto del Diario Oficial de la Federación que declara al Parque Nacional "El Cimatario" como Área Natural Protegida (ANP) data de 1982. La malla está anclada a unos doscientos o trescientos metros en dirección Sur del ahora llamado Libramiento Sur-Poniente. Esta vialidad coincide con las coordenadas del Decreto. La circunstancia quizás fue casual, pero en todo caso fue aprovechada por quienes hayan construido y comercializado fraccionamientos sobre la superficie de un Área Natural Protegida.

El siguiente paso de mi trayectoria profesional me llevó a una instancia que se ocupa de conservar y estudiar la flora queretana, y divulgar y educar en su importancia. Como tal, ha realizado trabajo de campo en el PANEC, y producido publicaciones sobre las especies vegetales del bosque tropical caducifolio, tipo de vegetación que se bate en retirada ante el crecimiento de las zonas urbanas de la altiplanicie mexicana, y que en el valle de Querétaro tiene sus últimos relictos en las zonas conocidas como Peña Colorada, El Tángano y -muy poco- El Parque Nacional “El Cimatario”. También ha desarrollado modelos teóricos para restaurar y rehabilitar -no reforestar- zonas degradadas.

A la par de trabajar en temas que están más o menos relacionados con el PANEC, he sido testigo de la dinámica de mi querido estado de adopción. Querétaro tiene una cabeza grandota, y un cuerpo más bien pequeño. Desde hace varias décadas esa cabeza crece a destajo y promete a sus nuevos ocupantes un buen lugar donde vivir. Lo que las promociones no dicen es que la buena vida es a costa de la destrucción de las zonas de vegetación natural que todavía circundan la ciudad y le brindan servicios de captura de carbono, control de la erosión del suelo y de las avenidas pluviales, amortiguamiento de los extremos de temperatura, hábitat para especies migratorias y amenazadas. Tampoco dice que buena parte de esos desarrollos están sobre las laderas de un cerro que alberga al único Parque Nacional del Estado. Ni dice que para que el agua salga de las llaves, hay que traerla desde más de 120 kilómetros de distancia, de un manantial que es entubado y atraviesa la zona semiárida de la entidad, para llegar a la capital.

Parece que me desvío del tema, pero en realidad, en medio de esta situación de crisis, agudizada por la reciente tala de muchos árboles en varios puntos de la capital queretana, aparece como salvador nuestro querido PANEC, convenientemente situado a pocos minutos al volante, desde el centro de la ciudad, y próximo escenario de una reforestación masiva, conducida o impulsada por una dependencia que según entiendo, no es la que encabeza el sector ambiental ni forestal en la entidad. El tema ha sido de actualidad en redes, en días recientes; al día de hoy no me acaba de quedar claro si finalmente se efectuará o no, pero de todos modos abono al tema con mis comentarios.

Quiero suponer que los organizadores han revisado el Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente en Materia de Áreas Naturales Protegidas, y leído el Plan de Manejo del Parque para darse una idea de cómo debería de abordarse una maniobra de este tipo. El PANEC representa un reto particular porque a lo largo de su historia, ha sido escenario de reforestaciones bien intencionadas, pero mal pensadas, planeadas y ejecutadas. Como Parque Nacional debe contar con un Plan de Manejo que cimiente las maniobras a realizar en su interior,  considerando el estado de degradación en el que se encuentra parte importante de su superficie. Afortunadamente, según entiendo el Plan de Manejo ha sido recientemente terminado por distinguidos académicos queretanos -muchos de ellos, colegas míos harto apreciados y queridos-, y pertenece a esa nueva generación de Planes de Manejo que ya están sentados sobre conocimientos biológicos, ecológicos, paisajísticos, ambientales “duros”; muy lejanos de aquellos primeros instrumentos de planeación de las ANP's, que datan de la década de 1990.

La voluntad ciudadana es buena, pero hay que tener claro que no es sembrando un arbolito un día domingo, sacándose una selfie y subiéndola a redes, como vamos a compensar el daño que ya tiene el medio ambiente en el que nos desenvolvemos. Es muy bueno que el PANEC tenga ya un Plan de Manejo; qué mejor que el personal capacitado que lo custodia se encargue de su aplicación y seguimiento.

Hay muchas maneras en que la ciudadanía puede participar y ayudar directa e indirectamente al PANEC, y aún mejor, al medio ambiente en Querétaro. Ya se han dicho por todos lados y son verdades "más sobadas que un conejo", pero de todos modos, aquí van. Señor ciudadano, señora ciudadana (caray, ahora con lo del lenguaje inclusivo…): si quiere ayudar al PANEC, infórmese acerca de la formalidad, solidez y legalidad de los procedimientos que se llevan a cabo en su interior. Acérquese a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Ayude a que este, que es un país de leyes, funcione en el marco de las mismas, y no a base de ocurrencias. Si quiere limpiar su conciencia y ayudar a su ciudad y al medio ambiente, empiece por limpiar su modo de vida. Bájese del tren consumista. Edúquese en la diversidad biológica y cultural de su propio país, y eduque a sus hijos en ella. Consuma solo lo que necesita. Si necesita muchas cosas, revise y busque donde debe buscar: en sí mismo, no en los anaqueles de una tienda. Siembre y cuide un árbol nativo -o muchos- en su pedacito de jardín. Señor terrateniente, señora terrateniente: ya mejor no construya tantas casas; mejor siembre árboles nativos. Edúquese. Señor desarrollador, señora desarrolladora: incluya la flora nativa y aplique una nueva arquitectura del paisaje en sus desarrollos. Lúzcase como artista de la paleta vegetal. Edúquese.

La historia de la destrucción del medio ambiente en nuestra entidad es un reflejo de lo que ha sucedido en el país. Hoy, que ya estamos sintiendo los efectos del daño que hemos infringido a nuestros recursos naturales, vienen estas iniciativas que quieren incorporar a la ciudadanía a una causa que se entiende como “buena” o “correcta”. Que la ciudadanía responda, maravilloso; que esa respuesta debe ser encauzada de manera responsable, necesario. Es responsabilidad de quien se involucre en ello, que en la vorágine del encauzamiento no se dañe -una vez más- a un Área Natural Protegida que ya ha sido amputada, insuficientemente manejada, erróneamente reforestada. Cuidemos de verdad a nuestro amado Parque Nacional "El Cimatario". Y a nuestra Tierra toda.

Bibliografía formal sobre El Parque Nacional “El Cimatario” y su flora:
Baltazar et al. 2004. Guía de plantas comunes del Parque Nacional El Cimatario y sus alrededores. UAQ.
CONAFOR. 2008. Inventario forestal y de suelos del Estado de Querétaro. Editado por el Gobierno del Estado de Querétaro.
García y Fontana. 2008. Guía para el reconocimiento y estudio de los chapulines del parque nacional "El Cimatario", Qro. Editado por la Secretaría de Desarrollo Agropecuario del Estado de Querétaro.
Malda et al. 2016. Plantas y arbustos de la Ciudad de Querétaro. Editado por la UAQ.
Medrano. 2009. Estructura y composición del bosque tropical caducifolio con diferentes estadíos de perturbación en los municipios de Querétaro y Huimilpan, Querétaro, México. Tesis de licenciatura. UMSNH.
Sánchez et al. 2011. Técnicas para la Propagación de Especies Nativas Clave para La Forestación, La Reforestación y La Restauración en el Municipio de Querétaro y su Área de Influencia. Editado por el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Querétaro.


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