La ensalada:
Ingredientes: Hojas de espinaca "baby", jitomate saladette en trozos pequeñitos (sin semillitas), queso fresco en trozos pequeños, y vinagreta de albahaca (una cucharada de vinagre de vino por cada cuatro de aceite de olivo, y dos pizcas de albahaca fresca). Para servirla: Llevar todos los ingredientes a la mesa y justo antes de servir, integrarlos con ayuda de unos cubiertos para ensalada.
Ingredientes: Media cebolla finamente picada, tres dientes de ajo, dos varas de romero seco, jugo de medio limón, 1/8 de cucharadita de pimienta negra recién molida, una cucharadita de sal, y un cuchara grande de aceite de oliva. Se prepara machacando los ajos en el molcajete, y añadiendo ahí el romero, el jugo de limón, la pimienta y la sal. Ya que está integrado, se añade a la cebolla picada junto con el aceite, y se mezcla. Se embadurna sobre seis piezas de pollo bien lavadas, y se deja reposar cuanto rato sea posible en el refrigerador, cubierto con una servilleta de tela.
Para asar el pollo:
Conviene que el experto haya iniciado la lumbre un rato antes, para que los palos ya estén algo consumidos, de modo que el calor sea constante pero el fuego ya no esté tan vivo. Si no, el pollo se chamusca por fuera, y queda crudo por dentro. Ya estando la lumbre mansita, las piezas se ponen directo sobre la parrilla, que fue previamente limpiada con una cebolla partida a la mitad. Con el pollo no caben los términos; esta carne debe cocerse bien, pero no hay que desatenderla. Debe quedar bien cocido, crujiente por fuera y jugoso por dentro.
El twist del pollo:
Se me "desvistieron" los muslos de pollo, pero no deseché la piel. Le di una forma regular, la unté con marinada, y se asó para obtener "crujiente de piel de pollo". Cierto que no es lo más sano; pero tampoco es de todos los días, así que, sin remordimientos.
A emplatar:
Una ración de ensalada recién preparada, una pieza de pollo recién salida de la parrilla, y para complementar, una porción de quinoa recién cocida (una taza de quinoa en dos tazas de agua hirviendo, durante 15 minutos), que me sacó del apuro de no tener arroz ya hecho, ni tiempo para prepararlo. El plato estuvo tan rico como se ve.¿Y el postre?
Afortunadamente había helado en el congelador, buen término para una comida que, si bien no fue pantagruélica, sí nos dejó muy satisfechos.
Sencillo y gratificante, con una pizca de creatividad, y disposición a pasarlo bien. El detalle final: la música, insustituible en toda parrillada que se respete. ¡Buen provecho!