6. Otra vez son las dos de la tarde y el monstruo me
espera afuera. En menos de dos horas habré de domeñarlo, ir a casa, comer y
regresar al trabajo en el tiempo apropiado para no tener un retardo. Solo de
pensar en semejante secuencia siento un hueco en el estómago, pero devuelvo la
sonrisa a mis colegas, que se apresuran también a salir a su hora de comida. Recojo
mi bolso, mi carpeta y salgo del edificio. El monstruo color rojo está
estacionado a unos metros, en el primer lugar de la fila de la banqueta. Otra
vez llegué antes que todos los demás para no tener que hacer maniobras al
estacionarme.
Como cada día desde que decidí que vendría al trabajo
a bordo de mi nuevo auto, Papá ha venido andando desde casa para acompañarme en
el trance, y me espera sonriente junto al Federico.
Tengo veintinueve años.
Papá tiene setenta y dos.(De la Serie "Diez instantes con mi Padre". Escrito por Beatriz Maruri Aguilar)
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